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Antonella Eye Porcelluzzi

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Desde mi niñez he tenido un acercamiento poético a las cosas, viéndolas de distinta manera; fuí educada en la doctrina de jamás corregir mis fallos; no repetir mis actos; nunca olvidar mis pensamientos; nunca memorizar los poemas para solamente reescribirlos; todo ha de ser único, y esto ha resultado ventajoso, eventualmente; tuve éxito en conocer a la gente que quería conocer; aprender lo que quise aprender. En un cierto punto no tuve otra opción sino hacer lo que quise hacer. Todo ello conllevó esfuerzos, sacrificios, mucho trabajo, pero, como dije, brindó mucho gozo.  Tal vez en un cierto instante fui «iluminada » y Pasolini, por ejemplo, me enseñó una manera de ser poeta e involucrarme por completo en el mundo en que vivimos, expresando su pensamiento político en poemas y películas, trabajando en la historia, construyendo un medio totalmente nuevo de entenderse a si mismo y empleándolo. Yo hago las cosas a mi manera, por supuesto, pero él constituye un ejemplo, un hombre del futuro.

Todo es poesía; el cerebro de Leonardo es poesía, la forma en que encontró soluciones e inventó el futuro observando a los pájaros, el agua, al diseccionar cuerpos para entender nuestra anatomía...
La ciencia, las matemáticas, la cábala, todo puede resultar útil para tener una idea de la síntesis. Si se consigue la síntesis se puede profundizar metódicamente en el problema al cual se aplica, y obtener resultados. Considero que ser poeta es más un fin que un punto de partida, o un comienzo en forma cíclica. Tiene que ver con tus recursos básicos, tu experiencia. Con la satisfacción.

Enloquezco estos días con la idea de esta cautividad -a causa del corona virus- que es peligrosa para todos nosotros, y admito por ello que la libertad es muy importante para mí. Nunca estoy en primera línea entre los que se supone que tienen la razón, los que conocen las reglas, los que lo saben todo. Yo no tengo reglas, soy kung-fu, me preparo espiritualmente, siempre o casi siempre preparada : conozco bien lo que siginifica estar oprimida por ideas que no comparto, pero ¿sabes qué? siempre estoy en el lado equivocado al principio y en el lado correcto al final. Lo prefiero así. He sobrevivido a muchos peligros, no lo creerías, pero he sobrevivivido creyendo en mi misma, siendo yo misma.
Siempre hay contradicciones, o al menos en ciertos momentos. Hay señales, decisiones que hay que tomar, que a menudo marcan un camino a explorar. Yo prefiero afrontarlas con el silencio, hasta estar segura de lo que hay que hacer. 

Es lo necesario para que todo cobre sentido, como un testimonio,
necesito lo abstracto, totalmente, y lo particular; 
he leído sobre el poder revitalizante de releer nuestros recuerdos, reviviendo mi propia vida, consiguiendo con ello liberar energía, 
somos energía, lo grande y las pequeñeces de lo real,
disfruto ejercitándome, anhelando lo que vendrá después,
las necesidades hallan urgencia, hallan improvisación, hallan creación, hallan fluir con la vida, enfrentar la verdad, ver
y sigue, pero cada eslabón de la cadena es lo más importante, la vida es lo esencial, cuando todo importa
quizá es más dificil vivir así, pero en esta riqueza vital está la maravilla.

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